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AcordeónTurquía, a la caza de sus periodistas

Turquía, a la caza de sus periodistas

 

Entrevistar al líder de la guerilla kurda le ha costado al periodista y pacifista turco Hakan Tahmaz sentarse en el banquillo del juzgado penal especial de Beşiktaş, en Estambul, y ser acusado por la fiscalía de propaganda terrorista, delito por el que se enfrenta a una posible condena de entre dieciocho meses y tres años de cárcel más una cuantiosa multa.

      Hakan cumplió su misión de reportero y fue al campamento guerrillero del PKK (movimiento rebelde incluido por la Unión Europea y Estados Unidos en su lista de grupos terroristas) en las montañas de Qandil, en el norte de Irak, para encontrarse cara a cara con su jefe, Murat Karaylan, y preguntarle sobre su lucha contra el Ejército turco en pos de un Kurdistán autónomo dentro de Turquía, tras haber renunciado a la independencia por puro pragmatismo.

      El 10 de agosto de 2008 el diario de Hakan, Birgum, publicó la entrevista, al igual que hicieron varios periodistas extranjeros (entre ellos el corresponsal de El Mundo, Javier Espinosa).

      Pero las autoridades respondieron a su atrevimiento procesándolo. La fiscalía considera que Hakan Tahmaz, un turco interesado en mostrar la realidad de los kurdos, cometió un delito al darle voz a los terroristas.

      Como él, hay procesados otros compañeros suyos que también publicaron declaraciones de Karaylán.

      La paradoja es que Hakan Tahmaz es un activo miembro del Parlamento de la Paz de Turquía, una organización que agrupa a defensores de una solución pacífica al conflicto kurdo. Su entrevista, dice un periodista del diario Zaman, era impecable.

      Tras el procesamiento, el tribunal de Beşiktaş juzgó a Hakan Tahmaz y a Ragip Zarakom, presidente de la Unión turca de Editores. Ante sus puertas, protegidas por uniformados con subfusil en mano, se reunieron representantes de varias asociaciones de periodistas para mostrarles su apoyo y denunciar la persecución que sufren los informadores en Turquía.

       Más de cinco mil periodistas han sido procesados desde la reforma del Código Penal de 2005, cuyo artículo 301, por ejemplo, castiga los supuestos insultos a la identidad o la nación turca, como se intentó hacer con el premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk y con el luego asesinado periodista de la minoría armenia Hrant Dink. De estos cinco mil informadores encausados, dos mil fueron llevados a juicio y cincuenta están hoy en la cárcel, según han informado el presidente del sindicato de periodistas turcos, Ercan S. Ipekçi; el secretario general del Consejo de la Prensa turca, Oktay Hududi, y la representante del comité local del International Press Institute (Instituto Internacional de la Prensa), la periodista Yurdanur Atadan. Todos ellos aseguran que «la situación sigue empeorando».

        De la gravedad de la situación es prueba la cancelación de distintas páginas web, entre ellas la de elmundo.es, prohibido en Turquía desde el año pasado por haber enlazado con una noticia sobre un político turco que ascendió a diputada a su secretaria y amante. La página contenía un vídeo en el que ambos aparecían arreglándose en una habitación tras un encuentro amoroso.

       Las autoridades turcas también cerraron el sitio internet del científico británico Richard Dawkins después de que un tribunal diera la razón a un creacionista musulmán que lo denunció por haberse sentido ofendido en sus sentimientos religiosos con su defensa del ateísmo.

      La mayoría de los informadores turcos acusados lo son, añaden los citados periodistas, por revelar secretos del sumario, entre ellos, del caso Ergenekon, sobre la red golpista del mismo nombre en la que estaban implicados militares y miembros de la extrema derecha, y atacar la turquinidad del país y su integridad territorial, divulgando, por ejemplo, las declaraciones de los «subversivos» kurdos.

       Para denunciar esta represión de la libertad de prensa, que se esconde bajo la excusa de la lucha antiterrorista o la protección de la intimidad, veintitrés instituciones han creado la Plataforma Libertad para los Periodistas.

      «Los acusan de propaganda terrorista sólo por ofrecer un punto de vista diferente», critica Yurdanur Atadan. A su lado, Hakan Tahmaz dice que a otros colegas juzgados también, como él, por entrevistar al líder guerrillero o terrorista kurdo los han absuelto recientemente, pero que su procesamiento es ya en sí mismo un castigo.

      También, sobre todo, es un aviso intimidatorio a los navegantes. A diez metros del tribunal se forman decenas de futuros periodistas en la Universidad de Bahçeşehir con la zozobra de que su trabajo les puede llevar a la cárcel. Y están tan acostumbrados a que en Turquía repriman a los periodistas, que procesos como el de Hakan Tahmaz, dice resignada una estudiante, «ya no es noticia».

 


 

Eduardo del Campo es periodista. En Fronterad está al cuidado de la sección Maestros del periodismo. Sus últimas entregas han sido ¡Qué persona Carmen de Burgos, Colombine! y Sofía Casanova en la Revolución Rusa de 1917.

 


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