
Soy un aficionado al ajedrez que disfruta jugando torneos que elijo bien por su dureza o porque tengan algo especial que los diferencien de otros. Durante varios años he querido participar en el Master de Gibraltar, había oído maravillas de este torneo, pero por uno u otro motivo no había podido inscribirme.
El torneo se celebra desde finales de enero a principios de febrero y participan muchos jugadores de la élite mundial aparte de un número altísimo de jugadores de un nivel impresionante. Es el torneo abierto más fuerte del mundo.
Hay que decir que la dificultad de organizar una competición de estas características es que las grandes estrellas no suelen jugar torneos abiertos, debido a que tienen mucho que perder y poco que ganar, al estar en juego su ELO. (El ELO es un número que indica la fuerza de un jugador y que varía según sus resultados. Ganar a un jugador sobre el que tienes mucha diferencia te supone ganar muy pocos puntos, pero perder, te supone perder una barbaridad).
Los premios, 185.000 libras (20.000 para el ganador) puede que tengan algo que ver, pero estoy convencido de que sin el saber hacer de la organización del torneo sería imposible.
Este año decidí participar y con muchos meses de antelación comencé a organizarlo todo. El torneo se anuncia poco después del verano y las plazas, limitadas, se agotan en cuestión de días.
Los participantes del Master y los otros 2 torneos paralelos
Puedo aseguraros que participar en el Master de Gibraltar ha sido una de las experiencias más bonitas de mi vida. Para valorar un torneo, hay que tener en cuenta muchos factores, y siempre se pone un pero, siempre hay algo que no te gusta. En el caso de Gibraltar es imposible poner un pero, todo es perfecto.
Ha sido un auténtico lujo participar en este torneo. 250 jugadores, de los cuales más de la mitad son Grandes Maestros y Maestros Internacionales. Además convives con ellos, conoces a participantes de numerosos países. Todo eso durante once días en un paraje impresionante, que tiene lugar en el maravilloso Hotel Caleta.
Por dar algún nombre que ha participado en el torneo, daré el del subcampeón del mundo Anand, el número seis y siete del mundo, Nakamura, y Vachier-Lagrave, los fenómenos chinos Li Chao, y Yu Yangyi, el indio Harikhrisna. Para que el lector se haga una idea, los portentos Short y Kamsky eran los números 17 y 19 del ranking inicial. En cuanto a mí, era el 216.
Además del Master hay un torneo B y un torneo C, que puedes jugar según tu nivel, pero sin duda creo que la mejor opción es jugar el torneo de Maestros, abierto a todo el mundo. No obstante, si crees que no estás preparado puedes jugar uno de los otros dos torneos por la mañana y disfrutar de las partidas del Master por la tarde.
La organización
El director del torneo es Stuart Conquest, que se desvive por mantener el torneo como el abierto más fuerte del mundo. Es increíble ver cómo Stuart Conquest está pendiente de todo. A veces he pensado que son 2 o 3 hermanos gemelos, porque está en todos los sitios.
Tanto el equipo arbitral como los ayudantes son fantásticos; los trabajadores del hotel, encantadores, y, para terminar, el sistema informático y la página web son una auténtica maravilla.
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Árbitros Internacionales Jesús García Valer y Ana Srebrnic |
Árbitro Internacional Albert Vasse |
¡Empieza el torneo!
El primer día es la acreditación de jugadores y por la noche la ceremonia de apertura a la que asisten muchas personalidades. Después hay una cena en comunidad un tanto curiosa, como en un autoservicio… coges un plato, te pones a la cola, te sirves y buscas sitio para comer… tú, y la élite. Es una toma de contacto, y tiene su gracia.
Una de las protagonistas de la ceremonia de apertura suele ser Miss Gibraltar, en este caso Hanna Badoo.
Stuart Conquest, Ddrector del torneo y Hanna Badoo (Miss Gibraltar)
durante la ceremonia de apertura
Al día siguiente comienza la lucha: diez rondas donde sabes que eres uno de los candidatos a perder una partida sí y otra también. Con suerte esperas ganar la tercera, y eso sí, ya sabes que en cuanto ganes alguna el rival siguiente va a ser muy duro y lo normal es volver a perder. Realmente es un infierno. De hecho, este año Anand, subcampeón del mundo, ha perdido dos partidas y ha empatado tres con jugadores muy inferiores.
El que ha hecho un torneo increíble es el madrileño David Antón, que en la última ronda estaba jugando en la mesa 1, con Nakamura, a la postre campeón del torneo. El niño Antón lo ha bordado.
El gran Nakamura contra el niño Antón
La sala de juego
¡Casi entro en shock cuando la veo! Subes a la primera planta donde se juegan las 70 primeras mesas (más o menos). Un lugar muy iluminado, amplio y con unos impresionantes ventanales a través de los cuales puedes ver un inmenso mar. Alucinante, me quedé sin palabras.
Vista general de la primera sala
Tres plantas más abajo está la otra sala con el resto de las mesas. Me habían dicho que la sala era peor, y que lo suyo era ganar partidas al principio para estar en la sala primera (¡como si eso fuese fácil!).
Me dirigí a la citada planta y a mitad de camino me impactó ver un ventanal redondo. Desde ahí se seguía apreciando el mar, mucho más cerca. Eso me hizo pensar que tal vez en la sala en la que iba a estar yo todo el torneo podría tener también esas vistas.
Como un niño bajé correteando por las escaleras, entré en la sala y una vez más no me podía creer lo que veían mis ojos.
Una preciosa sala, de color rojo y blanco muy bien decorada: unas lámparas de luz amarilla, columnas, unas cortinas en alguna zona de la sala, muchos espejos, las mesas con sus manteles y los tableros y piezas de madera. Me impactó. Como detalle comentar que las 125 mesas disponían no solo de su tablero y piezas de madera, sino de una pareja de Damas extras por si en el transcurso de la partida tuviera lugar una coronación.
La mitad de la sala estaba rodeada por una especie de sillones alargados al lado de las mesas, que bordeaban muchas zonas de la sala. La otra mitad estaba rodeada por enormes ventanas que empezaban en el suelo, terminaban en el infinito y permitían ver el espléndido mar. Podías ver a través de esas gigantescas ventanas una inmensa terraza con preciosas vistas.
Había dos accesos a dicha terraza, uno por dentro de la sala de juego, otro por un ventanal situado antes de entrar a la sala de juego. Por supuesto, durante el transcurso de las partidas, los jugadores salíamos a la terraza a disfrutar de las vistas y de la brisa del mar. Jugué un par de rondas teniendo el mar justo enfrente, un sensación indescriptible.
José Vilarnovo, en una magnífica sala de espaldas al mar
¡Era feliz y no había empezado a jugar!
Los horarios
Las partidas comenzaban a las tres de la tarde. Teniendo en cuenta que me alojaba en La Línea de la Concepción, había que comer dos horas antes para salir a las dos en punto. Había que cruzar la frontera, lo que suponía diez minutos. Después, el aeropuerto, lo cual tenía su gracia, porque alguna vez, y dependiendo de la hora, tenías que esperar a que aterrizara un avión.
Hasta esa espera era un espectáculo. En mi vida he visto pasar un avión tan cerca de mí, maravilloso. Cruzar el aeropuerto son diez minutos. Una vez hecho tenías dos opciones, un autobús gratuito a cargo de la organización, o un paseíto de veinte minutos más. En total, si decidías ir andando era poco más de media hora.
Lo bueno de jugar tan pronto es que terminabas antes y podías ver las partidas de «los figuras» ya que, dado el ritmo de juego, las partidas duraban mucho: algunas, más de seis horas. ¿Podéis imaginaros lo que es terminar tu partida, pensar “voy a ver qué hacen los genios” y poder presenciar la partida de un subcampeón del mundo a escasos veinte centímetros del tablero?
Un lujo poder ver a Wishi Anand en un open
¡Pero eso no es todo! Hay actividades paralelas a partir de las 21.00: torneos de rápidas por equipos, clases magistrales a lo largo del torneo, simultáneas, y la famosa «batalla de los sexos«.
Las clases magistrales son una auténtica maravilla. La de Anand, inolvidable, nos mostró una partida con muchísimas variantes, y unas ideas que provocaron las carcajadas en muchos momentos. Wishi (apelativo del nombre de pila de Anand, Viswanathan) nos preguntaba y algún valiente respondía. Yo me sentía abducido, ante la humildad y genialidad de este ídolo.
La «batalla de los sexos» consiste en un encuentro de tres partidas en un tablero de ajedrez gigante situado en un ring de boxeo, en el que se enfrentan un equipo de hombres contra otro de mujeres. Las jugadas se van realizando por turnos. Es otra de las atracciones de este maravilloso torneo.
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Stuart Conquest y Wishi Anand en la espectacular clase magistral |
Nakamura y Alina Kashlinskaya en la divertida «batalla de los sexos» |
Fueron once días de felicidad, me olvidé de todo y parecía estar en un universo paralelo. El tiempo se había parado para mí. Estábamos a mitad del torneo pero tenía la sensación de haber vivido tantas cosas que me parecía increíble que me quedara aún por disfrutar la otra mitad.
Si eres un aficionado al ajedrez de los que juegan torneos de vez en cuando y tienes la oportunidad, vente a Gibraltar. Es un torneo único en el mundo.
Yo, si el trabajo me lo permite y consigo inscribirme para el año que viene, volveré a estar allí para contároslo.
José Vilarnovo
(Agradecer a Stuart Conquest la cesión de las fotos, sin las cuales no se hubiera podido elaborar este artículo)