Publicidadspot_img
-Publicidad-spot_img
Mientras tantoV Feira Ibérica de Teatro do Fundão I - Lo que cuenta...

V Feira Ibérica de Teatro do Fundão I – Lo que cuenta Manoli


(Puedes leer todos los episodios aquí.)

(Las fotos con el logo de la Feria Ibérica se han tomado prestadas de las redes de la Feria.)

Hola, buenas. Soy Manoli, el avestruz de Fundão. En esta foto podéis verme muy favorecida.

¿Verdad que salgo guapa? Ya habréis oído hablar de mí, pero si no, pues peor para vosotros. En la edición de la Feria Ibérica del año pasado me dio por asomarme a unas cuantas de las obras, y este año me he propuesto ver todo lo que pudiera, siempre que me dejen los huevos, claro. Y como vi que lo primero que hacían los que van a las ferias, cuando se presentan, es decir lo que hacen (que si soy distribuidor y distribuyo tal y cual cosa, que si soy una compañía de no sé dónde que hago cosas de no sé qué…), pues yo pensé prepararme un discurso para presentarme y decir algo sobre mí. Estaba en el Moagem, viendo cómo todos cogían su acreditación, que para quien no lo sepa, es un pedazo de cartón con el logo de la feria y el nombre de cada uno que se cuelgan del cuello y ya quedan así señalados para toda la feria, y no se lo pueden quitar ni para ducharse.

En fin, que en el hall del Moagem estaba, cuando de repente vi un murciélago que ya me resultaba conocido, de años anteriores. Era Marcelo, aquel que tuvo una noche loca con Sabina en 2021. Y algo debió pasar también con Roberta en 2023… Me presenté, que lo mismo desde el año pasado ya se había olvidado de mí. Le dije lo que me había preparado.

MANOLI.- Hola, soy Manoli, el avestruz, y tengo los huevos muy gordos.

MARCELO.- No se dice así.

MANOLI.- Deja de corregirme, pesado, ¡que te crees que por haber venido cuatro veces a la Feira Ibérica de Teatro do Fundão, ya lo sabes todo!

MARCELO.- Tener los huevos gordos no es lo mismo que poner huevos muy grandes.

MANOLI.- ¿Quieres que te enseñe los huevos y me dices si son gordos o no son gordos?

MARCELO.- Esto se nos está yendo de las manos…

MANOLI.- ¿Qué manos? Yo no tengo manos. Soy un avestruz.

MARCELO.- Como sigamos hablando así de los huevos, nos van a censurar.

MANOLI.- ¿Censurar? ¿Qué es eso?

MARCELO.- Prohibir.

MANOLI.- ¿Prohibir mis huevos? ¡Que se atrevan siquiera a tocarme los huevos! ¡No saben de lo que puedo ser capaz!

Marcelo siempre me había parecido un majadero, que es una palabra que se usa poco, pero yo reivindico, igual que berzotas y zoquete. Es un majadero porque no sabe contestar como hay que contestar. Podría haber dicho tranquilamente “Hola, soy Marcelo y soy un majadero”. Pero no, prefirió tocarme los huevos. Y eso sí que no se lo permito a nadie.


Jornadas Ibéricas de cooperación en las Artes Escénicas

En fin… Que estábamos el miércoles 26 de junio por la tarde en el Moagem para ver un espectáculo. No era lo primero de la feria, porque por la mañana había habido una mesa de debate sobre el teatro en las zonas menos pobladas del país, y después de comer (que en Portugal comemos prontito, no sé si lo sabéis, porque no sé desde dónde me estáis leyendo, es que me han dicho que escriba algo y que lo pondrían en Internet, y a Internet tiene acceso cualquiera, incluso tú)… Vale, que lo que decía es que después de comer hubo una sesión de las Jornadas Ibéricas de cooperación en las Artes Escénicas, para hablar del circuito ibérico de las artes escénicas, que es algo de lo que llevan ya un par de años hablando. Y ya por fin, a las 17h., en el auditorio del Moagem, el primer espectáculo de la feria, Clowns de la compañía Lavrar o mar, en el que tres clowns, es decir, tres payasos, uno de ellos portugués, otro español y otro alemán, hacían sus cosas de payasos pensando en lo que significaba ser clown y artista en nuestros días.


Clowns de la compañía Lavrar o mar

Después, en la calle, justo detrás del Moagem, me senté a ver la función (no me preguntéis si los avestruces nos podemos sentar porque es una impertinencia preguntar eso a un avestruz). Había sillas, pero yo prefería sentarme en el suelo, y ya estaba a punto de empezar un espectáculo de circo llamado Nüshu de la compañía Capicua, de Cataluña y Aragón… Pero una murciélaga se me agarró de una pluma.

FINEA.- Hola, soy Finea, ¿y tú?

MANOLI.- Hola, soy Manoli, el avestruz y tengo los huevos gordos.

FINEA.- Encantada.

MANOLI.- ¿Qué llevas colgando?

FINEA.- Mi acreditación. Es un papel en que está escrito mi nombre y sirve para…

MANOLI.- Ya sé lo que es una acreditación….

FINEA.- Es que el año pasado decidí que para esta edición de la feria me iba a inscribir, como los humanos estos de ahí atrás. El problema es que no han pensado que las acreditaciones para murciélagos deberían ser un poco más pequeñas que las de los humanos. Pesa más que yo y me canso cuando vuelo. ¿Tú no tienes acreditación?

MANOLI.- ¿Para qué sirve acreditarse?

FINEA.- Bueno, esto es una feria de artes escénicas, la primera que se creó en Portugal, ya lleva cinco ediciones. Aquí se viene a comprar y vender teatro. Su objetivo es promover intercambios comerciales entre compañías y gestores culturales de Portugal y España. Entonces, las personas llevan su acreditación y así se conocen, y se sabe si son compañías, o distribuidoras, o programadores…

MANOLI.- Ya. Muy bien. Pero tú no eres una persona. ¿Para qué le sirve a una murciélaga llevar una acreditación?

FINEA.- Bueno, es que yo no soy una murciélaga cualquiera. Yo soy artista. Estoy escribiendo una obra de Lope, pero escrita por mí, solo llevo cuatro versos, la pienso terminar este verano, y se llama El murciélago fingido. La estrenaré en el supermercado madrileño en que vivo, ya te invitaré. Y vengo aquí a la feria a hablarle de mi obra a los programadores. Es que tengo la primera compañía de teatro de murciélagos ibérica, es decir, con murciélagos españoles y portugueses, y durante los ensayos se dan abrazos ibéricos. ¿Nos damos un abrazo ibérico? Es que esta feria es eso, el abrazo ibérico, llega una española de La Mancha como yo y le da un abrazo a una portuguesa como tú. ¿Lo sabías?

MANOLI.- Mejor no nos damos ningún abrazo, por si acaso te aplasto.

FINEA.- Ya, tienes razón. Pero la intención es lo que cuenta.

MANOLI.- Además soy un avestruz, no tengo brazos. A pesar de eso, te digo que puedes contar conmigo para el estreno de tu obra.

Entonces a una espectadora impertinente, que estaba sentada detrás de mí, le dio por hacer un comentario sobre mi cuello.

ESPECTADORA.- Deberían prohibir a los avestruces sentarse delante. ¡Que con ese cuello tan largo no veo!

Yo no fui a por esa berzotas para zarandearla porque ya iba a empezar el espectáculo. Fingí que no había oído nada.  Cuando empezó la función, Finea dijo que ya la había visto. Le pregunté que dónde, solo por ser educada y cortés, porque realmente me importaba bastante poco, y dijo que en la Feria de Ciudad Rodrigo. Se estaba dando importancia porque iba a las ferias. Por mí puede ir a todas las ferias que le de la gana. ¿Acaso voy yo presumiendo por ahí de lo gordos que son mis huevos?


Nüshu
de la compañía Capicua Circ

Las artistas del espectáculo hacían cosas increíbles con sus cuerpos, subían y bajaban por la barra, por la cuerda, se ponían y se quitaban ropa vaquera. Caminaban a cuatro patas panza arriba… Es que estaba ambientada en un taller de ropa vaquera. Me gustó, sí, me gustó. Yo cualquier día voy a ser acróbata. Eso pienso cuando veo espectáculos de circo, pero luego me acuerdo de que soy un avestruz y no tengo brazos y se me quita toda la ilusión de golpe. Nadie es perfecto. Solo las artistas de circo.

FINEA.- Bueno, eso tampoco.

No entendí a qué se refería Finea, y seguí soñando con ser acróbata en silencio.

El espectáculo terminó, yo aplaudí con las alas, lo puse todo perdido de plumas, la espectadora de mi izquierda se enfadó porque le metí una pluma en un ojo y, para remate, Finea se puso a presumir de lo rápido que volaba.

MANOLI.- A mí eso me da lo mismo.

FINEA.- ¿Te da lo mismo?

MANOLI.- Sí.

FINEA.- Ah, pues yo pensé que no, como eres un pájaro que no vuelas, pensé que te hubiera gustado volar, y…

MANOLI.- No vuelo, pero corro que no veas. Alcanzo los 70 km/h, lo cual, cuando quiero huir de alguna murciélaga zoquete, me viene fenomenal. ¿A que tú no sabes correr tan rápido como yo?

Finea se quedó sin saber qué decir. Entonces se nos acercaron otro montón de murciélagos y uno me habló.

TIAGO.- Hola, Manoli, ¿te acuerdas de mí?

MANOLI.- ¿Yo?

TIAGO.- Sí… Nos vimos el año pasado.

MANOLI.- Ah, no serás el famoso murciélago que nació del encuentro entre la pesada de Sabina, que es de aquí de Fundão, y un murciélago caradura que vino en la segunda edición de la feria, que se llama Marcelo y que antes he hablado con él…?

MARCELO.- ¿Te refieres a mí con lo del murciélago caradura?

MANOLI.- Claro, a ti me refiero, majadero.

Salí corriendo porque ya no aguantaba más tontería de tanto murciélago. Y además en la Quinta Pedagógica estaba a punto de empezar la inauguración de la feria, con las palabras del Presidente de la Cámara Municipal (lo que para los españoles es el alcalde), del director de la feria, y de otras personas. Y después iba a ser la entrega de premios. Me senté en primera fila. Otro montón de espectadores protestaron por mi cuello. Que les den morcilla. Un murciélago llamado Agapito se colgó bocabajo de la rama de un árbol, sobre mi cabeza. A su lado se colgó Tiago. Y, de una pluma de mi ala izquierda se me colgó Finea.

FINEA.- Qué susto, amiga Manoli, de repente te había perdido.

MANOLI.- ¿Amiga? ¿Yo soy tu amiga?

FINEA.- Claro. Eres la primera persona con la que hablo en la feria, y eso marca.

En fin… Miré hacia arriba porque algo me estaba rozando la cocorota. Era la acreditación de Agapito. Tiago también llevaba una, pero con el cordón más corto y no llegaba a molestar. ¿Todos los murciélagos tienen acreditación?

FINEA.- Sí.

MANOLI.- ¿Sí, qué?

FINEA.- Es que te he leído el pensamiento. Todos los murciélagos que hemos venido de Madrid tenemos acreditación.

MANOLI.- ¿Esto lo haces a menudo?

FINEA.- ¿Lo de ir a las ferias?

MANOLI.- No, lo de leer el pensamiento a los avestruces.

Tras las palabras de inauguración, que no voy a repetir aquí porque ni las recuerdo ni las he anotado, pero acabaron con “da comienzo la V Feira Ibérica de Teatro do Fundão”, se entregaron los premios del año pasado, que fueron una mención especial a Une partie de soi, de la compañía portuguesa O Último Momento, el premio del público para André & Dorine de Kulunka Teatro, y el premio del jurado para Ma solitud, de Guillem Albà. También se dieron los Premios Abrazo Ibérico a AGCEX, la Asociación de estores Culturales de Extremadura, y a José Carlos García, director de escena, el que ha dirigido por ejemplo muchas de la compañía Chapitô y algunas de la compañía Peripécia Teatro.

Después la gente se fue a cenar. Y yo me asomé un poco a las mesas donde se cenaba, al aire libre, porque ese día hizo buen tiempo. Había una nave espacial sobrevolando las mesas y luego alguien dijo que eso era un dron que hacía fotos; yo me escondí porque no quería que en sacaran de cualquier manera en las fotos. ¿Qué cenaron? No me acuerdo. Pero sé que lo hicieron deprisa para ir a la siguiente función, que era en el Octógono.

La función de las 21.45h era de una compañía de Brasil llamada Palavra Z Produções, y en su espectáculo Leci Brandão – Na palma da mão contaron la historia de una cantante de samba brasileña, con dos actrices y un actor que cantaban y cuatro músicos. Fue un bonito espectáculo sobre una persona a la que yo no conocía, porque en Radio Avestruz no ponen sus canciones, pero creo que a partir de ahora la voy a escuchar a menudo. Los portugueses del público sí que cantaron sus canciones.


Leci Brandão – Na palma da mão de Palavra Z Produções

Cuando terminó la función apareció de nuevo Finea. Yo, tras la cena, había vuelto a salir corriendo de la Quinta Pedagógica al Octógono para que no me siguiera esta pesada murciélaga manchega, y me había sentado en primera fila. Pero, tras los aplausos…

FINEA.- Qué bien me lo he pasado contigo hoy. ¿Te quedas a tomar algo?

MANOLI.- No.

FINEA.- ¿Por qué? La feria es joven, y la noche también. Ahora todos se van a tomar algo al bar del Sporting Club de Portugal.

MANOLI.- No me gusta el fútbol.

FINEA.- Bueno, a mí tampoco, pero…

MANOLI.- Es que tengo que descansar porque mañana pongo un huevo.

FINEA.- ¿Que mañana pones un huevo? Vaya excusa barata. ¡Jajajajajajaja!

MANOLI.- ¿Algo que decir sobre mis huevos, berzotas?

FINEA.- Bueno, Manoli, pero no te pongas así… ¿Lo dices en serio?

MANOLI.- Mañana pongo un huevo.

FINEA.- No entiendo.

MANOLI.- Es que eres una murciélaga sin empatía.

FINEA.- ¿Yo?

MANOLI.- Yo te digo que pongo un huevo y no eres capaz de empatizar. Como si poner un huevo tan gordo como los míos fuera tan sencillo.

FINEA.- Pero…

MANOLI.- Yo pongo un huevo cada dos días. Ayer puse uno y me toca otro mañana.

FINEA.- Ah… Entonces, ¿la feria?

MANOLI.- Pues ya veré qué hago. Si lo pongo pronto, iré a ver algo, pero si no…

FINEA.- Pues es una pena.

MANOLI.- Pongo un huevo cada dos días, por tanto el primer y tercer día de feria voy a dedicarme a la feria, y el segundo y el tercero, a mis huevos.

FINEA.- ¿Y luego que haces con los huevos?

MANOLI.- No puedo hacer nada, porque los humanos me los quitan y se hacen una tortilla gigante. ¡Pero son muy gordos!

FINEA.- ¡No lo dudo! Bueno, pues nos vemos cuando puedas…

Me fui corriendo a dormir. Yo soy muy rara para las amistades, no puedo hacerme amiga así de primeras de cualquiera que se me ponga delante…

Manoli, el avestruz

Más del autor

-publicidad-spot_img