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Acordeón¿Qué hacer?¡Vivan los pazguatos!

¡Vivan los pazguatos!

Leyendo una crítica sobre Veraneantes, una función de teatro que escribí y dirigí para el Teatro de la Abadía a partir del original de Gorki, el crítico en cuestión (nunca mejor dicho) utilizó para ilustrar un punto de vista el siguiente párrafo del texto que escribí para el programa de mano:

 

¿Qué nos convierte en una sociedad moderna, más allá del paso del tiempo y los adelantos técnicos? ¿En qué hemos progresado? ¿Hemos solventado la injusticia, la miseria, la desigualdad, la guerra, el terror, la intolerancia? Ya ni siquiera creemos que una revolución sea posible (…) El dinero manda y lo aceptamos como un axioma más (…) ¿En serio debemos aceptar como inevitable un sistema que ahonda de una forma cada vez más salvaje y descarada en primar el beneficio económico frente a la dignidad del ser humano?

 

Después el crítico hacía la siguiente reflexión:

 

Que un sermón tan pazguato haya sido escrito por el mismo que ha releído tan inteligentemente a Gorki nos advierte de que el talento artístico no suele ir acompañando a la sabiduría política o a los conocimientos económicos”.

 

La crítica era buena, que conste. Pero el adjetivo “pazguato” me llegó al alma. Yo, faltaría más, no pretendo ser sabio en nada y mucho menos en asuntos políticos o económicos en los que mis conocimientos, como bien decía el crítico, son más que limitados. Pero si ser experto en estos temas supone que hemos de aceptar y, por lo tanto dejar de combatir, un sistema donde los mercados y los especuladores se sitúan permanentemente por encima de la “dignidad del ser humano” yo prefiero seguir siendo un pazguato. Al final del acto IV, Manuela, un personaje lleno de contradicciones como cualquier ser humano cabal decía: 

 

Confío en ver el día en que el hartazgo general, el sentimiento de impotencia ante la hipocresía de la clase política, ante el espectáculo lamentable del mundo que hemos construido y al que preferimos no mirar, consiga despertar al ser humano y vuelva a aceptar la Utopía como el principio de todo progreso.

 

¡Viva los pazguatos!

 

 

 

Miguel del Arco es actor, guionista y director de escena. Entre sus últimos trabajos, que han cosechado numerosos premios, destacan La función por hacer (inspirada en Seis personajes en busca de autor, de Pirandello) y las adaptaciones de La violación de Lucrecia, Juicio a una zorra, Veraneantes, El inspector y De ratones y hombres.

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