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Mientras tantoEl pobre humor de la opulencia

El pobre humor de la opulencia


Como una buena señora aburguesada, la industria del lujo está perdiendo el sentido del humor. O sea, del buen humor, que no es otra cosa que ingenio. E incluso, si se quiere, del “charm”. Que Lanvin, la quintaesencia de la moda francesa, elija un reggaeton de Pitbull como soundtrack de su nueva campaña es un indicio. Pero que Alber Elbaz, su director creativo, lo baile ante la cámara de Steven Meisel, es sencillamente la confirmación.

 

Me pregunto qué pensaría Marie-Blanche de Polignac, hija de la mítica Jeanne Lanvin y férrea presidenta de la firma hasta su muerte en 1958, sobre el esperpéntico baile de las modelos al ritmo del aún más esperpéntico “I know you want me”. Supongo que la condesa de Polignac, una soprano excepcional, habría preferido una Sérénade de Poulenc antes que un hit del «dirty rap» para dictar el canon.

 

Mucho más desconcertante es el nuevo spot de la fragancia J’Adore de Dior. Ni el glamour infinito de Charlize Theron ni la impecable dirección de Jean-Jacques Annaud (inolvidable por su adaptación al cine de “El amante” de Margerite Duras) logran elevar el nivel de este aviso lleno de clichés del tamaño de una casa. O mejor dicho, del tamaño de la Galería de los Espejos de Versalles, escenario del rodaje. Recursos tan obvios como echar mano de los clones -sí, clones- de divas tan obvias como Grace Kelly, Marlene Dietrich o Marylin Monroe. Sinceramente, hubiese sido más divertido que Annaud contratara a un doble de Evita Perón, la abanderada de los humildes que, en palabras del mismísimo Monsieur Dior, fue “la única reina” de su exclusiva clientela. Al menos ella sí tenía un maniquí con sus medidas en el taller del modisto en la avenue Montaigne.

 

Tan desconcertante como la campaña invernal de la línea masculina de Dior, a cargo del diseñador de la marca, el belga Kris Van Assche, y del fotógrafo Willy Vanderperre. Un cortometraje –como ya nos tiene acostumbrados la industria de la moda- que pretende imitar (sin éxito) la inquietante tensión del cine de David Lynch y el ojo artístico de Hedi Slimane (el responsable de salvar Dior Homme en la década pasada). Ese es todo el talento de las grandes firmas para promocionar la próxima temporada. Un mal chiste

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