Me he dado cuenta de que Pablo Iglesias y Rajoy comparten la muletilla del mireusté. El mireusté es de por sí condescendiente, pero en Pablo refleja una soberbia natural, naturalmente muy humilde, que siempre acaba saliendo, no importa cómo trate de contenerla...
Dulce pájaro de juventud
Me he dado cuenta de que Pablo Iglesias y Rajoy comparten la muletilla del mireusté. El mireusté es de por sí condescendiente, pero en Pablo refleja una soberbia natural, naturalmente muy humilde, que siempre acaba saliendo, no importa cómo trate de contenerla. El mireusté de Mariano, en cambio, es un mireusté antiguo, un mireusté decimonónico, noventayochista como su figura, que sin embargo tiene ya mucho más recorrido que el que se le augura a esa coleta que debe de pesar como si estuviera mojada.
La coleta de Pablo es como la carga de armaduras que arrastraba el esclavista penitente de La Misión hasta la tierra de los guaraníes, y, del mismo modo, por qué no, cualquier día podríamos ver algo tan emotivo como Rajoy en taparrabos cortando la cuerda para liberarle.
Si usted dice de Pablo, por ejemplo, que está cansado, lo primero que él dirá es mireusté, y después se pondrá en modo transversal para no responder y en su lugar responder a todo lo que no se le haya preguntado mientras la pregunta, o la afirmación, se va alejando cada vez más como el cazador aquel del cuento de Chéjov que no quería saber nada de su mujer campesina.
Pablo abarca todo con sus brazos abiertos de redentor (para la campaña que se avecina yo propongo una imagen como la del Cristo de Río o como la de Mas en la puerta de los juzgados) hasta el punto de que es capaz de intervenir en plasma y en vivo al mismo tiempo, lo cual es una más de las muchas capacidades que le gusta enumerar, o que simplemente no puede ocultar pues ya se ha dicho que no importa cómo trate de contener su naturaleza salvaje.
La virtud de Pablo siempre acaba por salir a la luz, como la verdad. Yo he visto a periodistas en los últimos tiempos, esta mañana sin ir más lejos, reírse sin remedio de tan insistente transversalidad (ese transiberiano que recorre media Rusia) después de estar aguantando las ganas de hacerlo desde que inició su perorata allá en los inicios del siglo XX con el mireusté por delante.
Él debe de saber que su coleta ya no es una bandera y que incluso podría ser un lastre, pero por no cortársela (en lugar de eso dice mireusté) la está utilizando todo el mundo de puente, o de escala, quizá el que más y mejor Rivera (que es ese señor que aparece en la foto de modelo de las tiendas de marcos), quien el otro día, todos lo pudieron ver, llegó a alcanzar a través de ella la cumbre de su coronilla.