HABITO una casa solitaria que sé
Que desapareció hace muchos veranos,
Y no dejó rastro salvo los muros del sótano,
Y un sótano en el que cae la luz del día,
Y en el que crecen las purpúreas frambuesas salvajes.
Sobre el cercado arruinado las parras se protegen
Los bosques vuelven al campo segado;
Del árbol del huerto creció una arboleda
De nueva madera y vieja donde tala el pájaro carpintero;
La vereda hasta el pozo ha sanado.
Habito con un corazón extrañamente dolorido
En aquella morada desaparecida allá a lo lejos
En aquel desusado y olvidado sendero
Que no tiene ya baños de polvo para el sapo.
Llega la noche; los negros murciélagos revolotean y saltan;
Viene el chotacabras a aullar
Y a callarse y a cacarear y a agitarse:
Le escucho empezar a distancia suficiente
Colmado muchas veces para decir su palabra
Antes de llegar a decirla.
Es bajo la pequeña, tenue, estrella de verano.
No sé quiénes son estas gentes silenciosas
Que comparten el sombrío lugar conmigo—
Esas piedras afuera bajo el árbol sin ramas
Sin duda cargan los nombres que el musgo estropea.
Son gente incansable, pero lenta y triste,
Aunque dos, vistos de cerca, son dos jóvenes,–
Con nadie que entre ambos haya cantado,
Y aún así, en vista de tantas cosas,
Como los dulces compañeros que pueden llegar a ser.
—
‘Ghost house’
I DWELL in a lonely house I know
That vanished many a summer ago,
And left no trace but the cellar walls,
And a cellar in which the daylight falls,
And the purple-stemmed wild raspberries grow.
O’er ruined fences the grape-vines shield
The woods come back to the mowing field;
The orchard tree has grown one copse
Of new wood and old where the woodpecker chops;
The footpath down to the well is healed.
I dwell with a strangely aching heart
In that vanished abode there far apart
On that disused and forgotten road
That has no dust-bath now for the toad.
Night comes; the black bats tumble and dart;
The whippoorwill is coming to shout
And hush and cluck and flutter about:
I hear him begin far enough away
Full many a time to say his say
Before he arrives to say it out.
It is under the small, dim, summer star.
I know not who these mute folk are
Who share the unlit place with me–
Those stones out under the low-limbed tree
Doubtless bear names that the mosses mar.
They are tireless folk, but slow and sad,
Though two, close-keeping, are lass and lad,–
With none among them that ever sings,
And yet, in view of how many things,
As sweet companions as might be had.