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Diario de una guerraLa internacionalización de la guerra es una amenaza

La internacionalización de la guerra es una amenaza

Ilustración: Damián Flores

Diario de una guerra en Europa. Ucrania 2022-2025, 5

 

MAYO

(1 de mayo, domingo)       

A partir de ahora he decidido suprimir la referencia al día de la guerra, pues es una anotación propia de un diario referido a un conflicto corto, de varias semanas como mucho, lo que explicaría la utilidad de la numeración de los días. A estas alturas, en que ya hay que hablar de meses, no tiene sentido contar las jornadas de guerra. Confieso que nunca pensé llegar a esta situación.

Rusia ha bombardeado Járkov y el aeropuerto de Odesa inutilizándolo.

Según fuentes ucranianas, el general Valeri Guerásimov, jefe del Alto Estado Mayor del Ejército ruso, habría sido herido en Izium por un bombardeo de artillería. La noticia la recoge el ABC, aunque su procedencia obliga a esperar su confirmación pues todo son rumores e intoxicación.

La presidenta de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, ha llegado a Kiev para entrevistarse con el presidente Zelenski. Es la personalidad de mayor rango institucional estadounidense que ha visitado Kiev.

La implicación de la OTAN y de Estados Unidos en el conflicto parece que supondrá un alargamiento del mismo que dista de contrariarles. La entrega de armas y sistemas a Ucrania, cuyo presupuesto ya ha sido aprobado por el Congreso, tiene como propósito dañar lo más posible al ejército ruso y evitar así el aventurerismo del Kremlin y su intervención en otros lugares. La reacción de Moscú ha sido subir el tono y recurrir a una retórica que tiene como centro a las armas nucleares y el riesgo de su empleo, lo que revela sus dificultades, pero también la posibilidad real de su uso.

(2 de mayo, lunes)

Se dijo al comenzar la guerra, pero desde entonces no ha hecho más que repetirse con mayor intensidad: la invasión de Ucrania ha incrementado la solidaridad europea, especialmente en el seno de la OTAN, una organización en decadencia desde los años 90, ahora revitalizada por causa de fuerza mayor. Diría que incluso ha acercado a Europa y a estos Estados Unidos de administración demócrata. No se qué hubiera pasado hace unos años.

Ahora todo apunta a Odesa y a Moldavia como objetivo de Moscú, pero también al riesgo de escalada en caso de prolongarse el conflicto.

La actualidad de la guerra, y lo que es lo mismo, su interés, declina en los medios de comunicación, sin faltar uno. Y es que, en estos tiempos de inmediatez, de lo efímero y líquido, dos meses de guerra abierta es mucho tiempo. Lo que venga, se asumirá como normal.

Odesa ha sido bombardeada. Cada vez es más evidente que es un objetivo prioritario de la estrategia rusa.

(3 de mayo, martes)

Odesa ha sido de nuevo bombardeada por misiles y las fuerzas rusas se lanzan al asalto de la acería Azovstal, último foco de resistencia en Mariúpol, para tomar definitivamente la ciudad.

Según fuentes de Kiev, dos drones ucranianos habrían hundido dos patrulleras rusas. Sigue la guerra de la propaganda.

(4 de mayo, miércoles)

Ha comenzado la batalla por Járkov. Tras ser bombardeada desde el comienzo de la guerra. La ciudad de un millón y medio de habitantes que durante la Segunda Guerra Mundial cambió de manos tres veces, está siendo atacada por el ejército ruso, que ha llegado a los suburbios. De todas formas, la resistencia ucraniana es firme y los contraataques son vigorosos, como el lanzado contra Ruska Lozova, una localidad a diez kilómetros de Járkov, que han recuperado, aunque a costas de importantes pérdidas.

Medio destruida, Járkov resiste los ataques rusos y su futuro cabe pensar que no será ajeno al de Mariúpol, donde la acería Azovstal atrae los ojos de todo el mundo. Es una ironía que una ciudad que ha sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial ahora, ochenta años después, esté medio destruida y con testigos de los horrores pasados todavía vivos y sufriendo esta nueva e inesperada amenaza. El de Ucrania es un escenario europeo trasnochado, fuera de este siglo, o quizás puede ser que no se hayan producido tantos cambios como creemos.

(5 de mayo, jueves)

Almuerzo y charla. Surge Ucrania en la conversación. Hay quien sugiere, como JM*, que la guerra no durará mucho debido a la crisis económica de Rusia, que no podrá soportar las sanciones. Apunta a unos días más. No solo tengo mis dudas, sino que los datos parecen indicar lo contrario.

Hoy recoge El País la posibilidad de que el general Valeri Guerásimov haya resultado herido como resultado de un ataque ucraniano gracias a la información facilitada por Estados Unidos a tiempo real. Las mismas informaciones que han permitido a Ucrania eliminar a doce generales rusos.

Mariúpol sigue resistiendo. En Zaporiyia y en Dnipró la tensión ante un ataque inminente crece.

Los rumores acerca de que puede anunciar Rusia el 9 de mayo, el día del desfile que conmemora la victoria en la Segunda Guerra Mundial. Según Estados Unidos será el día de la declaración de guerra a Ucrania, abandonando el ridículo eufemismo de Operación Militar Especial, una muestra de cómo los herederos del totalitarismo siguen retorciendo el lenguaje y sus significados. Es un término que sin duda habría recogido Victor Klemperer.

Le Monde recoge la peligrosa banalización producida en Rusia del empleo de armas nucleares, incluso en la televisión oficial. Una retórica que se ha incrementado al mismo ritmo que las derrotas rusas en Ucrania, lo que deja en el aire la duda, sin duda buscada, de si es amenaza o decisión.

(6 de mayo, viernes)

Una de las coincidencias de la prensa en estos días ha sido lo decisivos que ha sido el empleo de los misiles antitanques americanos Javelin para detener a los carros rusos. Su trayectoria parabólica, no tensa, que le hace caer sobre la torreta de los carros, el lugar más débil y donde los modelos rusos almacenan las municiones, está causando enormes bajas en las fuerzas rusas. Su uso sencillo y su capacidad de transporte, como un moderno panzerfaust o bazooka, permite que los Javelin se usen en primera línea. Como el empleo de la MG-42 en el frente del Este durante la segunda guerra mundial o el arco largo de tejo en Crecy, en 1344, los Javelin están teniendo la categoría de arma decisiva. El problema es la disponibilidad que pueda tener las fuerzas ucranianas de estas armas.

Los rusos están atacando con insistencia objetivos que afectan a los suministros de las fuerzas ucranianas como refinerías, centrales eléctricas, estaciones de ferrocarril, intercambiadores, depósitos… Todo para limitar la capacidad de las fuerzas ucranianas.

Putin amenaza a Polonia por su manifiesta hostilidad hacia Rusia. Es una idea de las relaciones internacionales muy soviética: amenazar a quien se manifiesta amenazado por su amenaza

Según fuentes ucranianas no oficiales, la fragata rusa Almirante Makarov ha sido alcanzada por misiles ucranianos Neptune. Se muestra un video en la que el navío aparece a la deriva, envuelto en una densa columna de humo. Le Monde no recoge aun la noticia. Mañana veremos que sucede. Hay que recordar que nunca son fiables las noticias, vengan de donde vengan.

Madrid, en plena primavera con anticipos veraniegos. Las terrazas, llenas.  Deseos de aire libre, de vivir, por todas partes.

(7 de mayo, sábado)

La resistencia ucraniana de nuevo se muestra eficaz. Según el ISW han rechazado a las fuerzas rusas en varios ataques en el Donbás, mientras que en los alrededores de Járkov habrían obligado a retroceder a los rusos levantando el cerco de una ciudad que en el último siglo no ha dejado de estar cercada.

Buen análisis en El Mundo del estado de la guerra firmado por Alberto Rojas. Insiste en la capacidad ucraniana para combatir con pequeñas unidades bien armadas y en la insistencia rusa en emplear tácticas de guerra mecanizada tradicional, propias de la guerra mundial. Los ucranianos, con drones y los misiles Javelin, empleando pequeñas unidades, han detenido el avance de las tropas rusas, siempre basado en grandes formaciones y en el empleo de la concentración y potencia de fuego. Esencial en el éxito ucraniano ha sido la información a tiempo real proporcionada por Estados Unidos.

Desde el inicio de la guerra en la prensa española destacan por su habitual interés y rigor, los artículos de Cristian Segura, Andrea Rizzi y Alberto Rojas. Tienen muchas veces categoría de ensayo por su voluntad de análisis.

(8 de mayo, domingo)

Dos polémicos artículos de Jürgen Habermas y Edgar Morin en la prensa europea. Habermas, en una defensa de la prudente actitud de Alemania, sugiere que Occidente debe medir la ayuda que presta a Ucrania pues a partir de cierto límite impreciso llevara a Rusia a percibirlo como una declaración de guerra, con el riesgo que supone.

Por su parte, Morin señala como Ucrania está atrapada entre la agresividad de Rusia y la rivalidad de Estados Unidos con Moscú, abogando por la neutralidad de Ucrania y un referéndum en el Donbás. La internacionalización de la guerra es una amenaza para la paz mundial y es evidente que la de Ucrania será una guerra larga en la que un conflicto nuclear no es algo improbable. En ambos casos se muestra una tibieza manifiesta tanto en hacer frente a Rusia como en apoyar a Ucrania. Diría que contemplan la invasión como algo inevitable.

La presión rusa sobre Lugansk se redobla. Rusia anuncia el hundimiento de un navío ucraniano, sin especificar, lo cual genera dudas. Odesa está cada vez más amenazada. De nuevo surgen los temores de un ataque naval a la ciudad en los próximos días.

Declaraciones de Dmitry Rogozin, jefe de la agencia espacial del Kremlin y uno de los funcionarios más allegados a Putin, que revelan cómo está la situación. Rogozin afirma que el objetivo de la invasión rusa es “derrotar al enemigo Occidente y expulsar a Ucrania del mapa». También aseguró que “Rusia podría destruir todos los países de la OTAN en media hora si hubiera una guerra nuclear”. No son palabras que permitan pensar en un próximo fin de la guerra, ni en una aproximación entre Europa y Rusia.

(9 de mayo, lunes)

Llegó el día del gran desfile en Moscú que conmemora la victoria de Rusia sobre la Alemania nazi, en el que se especulaba se iba a anunciar algún triunfo en Ucrania o alguna medida en relación con el conflicto. Nada ha habido. Ni anuncio de victorias, porque no hay ninguna que ofrecer, ni siquiera alusiones al futuro. Solo un discurso delirante, propio del estado de sitio en el que vive Rusia casi históricamente. Según Putin, la acción emprendida por Moscú ha sido una decisión inevitable, a la que se habían visto empujados al no aceptar Occidente un nuevo sistema de seguridad y correr el riesgo de ser invadidos por la OTAN. Luego, las habituales alusiones al nazismo del gobierno de Kiev, a Stepan Bandera, etc. Las calles, llenas de moscovitas manifestándose en favor del gobierno, tienen el aire de otras épocas. Todo tiene muy mal aspecto.

Mientras, Járkov y Odesa están siendo bombardeados. Nada permite pensar que la guerra esté en una fase que anuncie su fin próximo. Creo que no estamos ni en el fin del principio, que dijo Churchill.

Madrid, ya abiertamente veraniego. No ha sido semana fácil. Los recuerdos rebrotan de forma inopinada. Por sorpresa. Y duelen todavía mucho.

(10 de mayo, martes)

El avance ruso en el Donbás y en el sur ha sido lento, sí, pero constante. Lejos de ser fácil, ha resultado costoso, pero ahora, a la vista del mapa, la franja que arranca de Járkov casi sitiado, llega cerca de una Odesa claramente amenazada. Es una evidente conquista de terreno que altera la situación geopolítica anterior al comienzo de la guerra.

A pesar de la resistencia de las fuerzas de Kiev, el sur de Ucrania parece que va a caer en manos rusas, aunque creo que toda previsión en esta guerra está condenada al error.

Odesa ha sido bombardeada por misiles hipersónicos lanzados desde Crimea.

La directora de la inteligencia estadounidense, asegura que Rusia pretende alcanzar Transnistria y que la guerra se alargará. Por su parte, Bielorrusia anuncia que moviliza sus tropas debido a la ayuda de Estados Unidos a Kiev, al tiempo que Moldavia se convierte en objetivo ruso, de manera que estos dos países parecen implicarse en la guerra. El conflicto no da síntomas de finalizar, sino al contrario. Incluso, hay quien mantiene que Rusia acabará atacando a algún país de la OTAN como Polonia o alguno de los estados bálticos, lo más probable es que sea Lituania por su frontera con la zona de Prusia oriental, ahora Kaliningrado, aunque también Estonia por ser la más próxima. El pesimismo apoyado en la falta de oposición en Rusia y en la escasa eficacia de las sanciones económicas, se extiende.

Hay datos de que las atrocidades con los prisioneros las están cometiendo ambos bandos. En estos asuntos Kiev debe que ser especialmente cuidadoso, pues tiene que evitar que puedan equiparase los métodos ucranianos con los de su agresor. La causa de Ucrania se vería muy perjudicada en la opinión pública de Occidente en caso de que se cometieran atrocidades con los prisioneros rusos pues en esta guerra se contraponen muchas cosas, que afectan a la manera de entender el mundo, incluida la guerra.

(11 de mayo, miércoles)

Sino de los tiempos de guerra: según El País, Rusia está teniendo éxito en el Donbás con pequeñas ofensivas. Según el ABC los ucranianos están levantando el cerco de Járkov. Dos zonas distintas, pero también dos miradas diferentes sobre la guerra. Es el viejo asunto de la botella medio llena o medio vacía.

(12 de mayo, jueves)

Parece que Rusia retrocede en la zona de Járkov ante el ataque ucraniano. El ABC tenía razón.

La notica del día es la solicitud, formal y consensuada, de adhesión a la OTAN por parre de Finlandia. Un verdadero acontecimiento en la política de seguridad europea que de nuevo llevaría a la OTAN a la frontera con Rusia y a alterar la situación en el Báltico, convertido en un lago de Occidente pues Suecia va a seguir el camino de Finlandia en los próximos días. El abandono de la neutralidad de los dos países escandinavos es una victoria de la OTAN que Rusia no dejará sin respuesta. Es la consecuencia de la política de Moscú, agresiva y amenazante, que ha resucitado a una organización que estaba aletargada y algo perdida.

Todo apunta a que la guerra se acabará estancando, fijando posiciones. Continuarán los bombardeos y en determinado momento se abrirán conversaciones de paz. Será un proceso largo, de años, pues los rusos quieren el Donbás y los ucranianos se niegan a cederlo y ninguno tiene capacidad para imponerse.

(13 de mayo, viernes)

Se confirma el revés ruso en Járkov. Las tropas ucranianas han llegado a diez kilómetros de la frontera rusa tras el retroceso de las fuerzas de Moscú. Sin embargo, los bombardeos sobre la ciudad no cesan, como tampoco sobre Odesa. Estamos ante otra victoria ucraniana, como la conseguida en Kiev. Todo son sorpresas.

(14 de mayo, sábado)

En Rusia, Putin tiene el apoyo de la mayoría de la población, sobre todo tras la solicitud de entrada en la OTAN de Finlandia y Suecia. Ahora se sienten agredidos por la que llaman rusofobia de Occidente. No se preguntan porque un país más pequeño que Moscú como Finlandia, vive con miedo desde 1939, mirando los búnkeres subterráneos y pendientes de las alarmas por si viene el viento del Este.

(15 de mayo, domingo)

Se confirma la retirada de fuerzas rusas del sector de Járkov, que se trasladan a Donetsk para apoyar unos ataques en esta zona que tampoco están consiguiendo éxitos. Ahora, la lucha se desarrolla alrededor de Mikolayiv, donde los ucranianos están frenando a los rusos, al igual que en Zaporiyia. Los bombardeos continúan, incluso en Lvov, donde han caído seis misiles. El objetivo ruso son instalaciones militares, líneas de comunicación, depósitos de material y combustible. Lo propio de la guerra.

Ciertamente, la situación para Rusia no tiene visos de acabar ni pronto ni con éxito. El tiempo pasa y el progreso militar de Moscú es inexistente. La lentitud de las operaciones y su resultado no avala la idea de una victoria ruso. Diría que incluso, al contrario. Habrá que dar por buenas las noticias que llegan acerca de las limitaciones de fuerzas que tendría Moscú, quien apenas dispondría de tropas y material tras las pérdidas sufridas y las exigencias de casi tres meses de guerra. Una duración que nos sorprende a más de uno.

Entre los tertulianos de la televisión rusa se habla con la ligereza del demente de un posible empleo de armas nucleares en caso de una derrota en Ucrania. Es un discurso que no se había visto ni en los tiempos de la URSS y la Guerra Fría. No hay duda: Rusia, como durante la Guerra Fría, sigue dando miedo. No es rusofobia, es la percepción de la amenaza que supone la política del Kremlin.

Tras lo sucedido en 1989, se dijo que por fin se cerraban las consecuencias provocadas por ese desatino que supuso el Tratado de Versalles, que dio lugar a la Segunda Guerra Mundial. Ahora, con la guerra de Ucrania, las amenazas que penden sobre Moldavia, Polonia, Finlandia o los países bálticos, con el movimiento de población ucraniana refugiada y con la ampliación de la OTAN, parece que ha regresado la Guerra Fría, que fue consecuencia tanto de la propia Revolución Rusa como del cierre en falso de la Segunda Guerra Mundial. Incluso, yendo más allá, parece que las fronteras del Este y las relaciones de Rusia con Europa todavía están determinadas por la desaparición del Imperio Austro-Húngaro y la Revolución bolchevique.

La guerra de Ucrania cada vez se parece más a la de Vietnam. Veremos que dura, pues el conflicto de Afganistán sigue abierto desde 1979 de manera más o menos intermitente.

(16 de mayo, lunes)

El presidente Volodomir Zelenski ha destituido al comandante de las Fuerzas de Defensa Territorial ucranianas, Yurii Halushkin, y ha nombrado al general de división Ihor Tantsiura, según ha informado este domingo la agencia local Ukrinform, sin más precisiones. Sorprende la decisión en plena ofensiva rusa, pero revela que, más allá de lo que parece, no todo es unidad en el mundo de Kiev

Rusia da por cerrados los canales de comunicación referidos a Ucrania y considera que tiene las manos libres para cualquier iniciativa. Se han acabado las conversaciones de paz. La escalada de tensión sigue ascendiendo.

Bielorrusia, sin duda a instancias de Moscú, despliega tropas en la frontera con Ucrania con la intención de amenazar a Kiev y obligar a trasladar fuerzas que podían emplearse en otros frentes. Desde luego supone una implicación de Bielorrusia en el conflicto casi de manera directa, que se añade a la más o menos parecida de Moldavia, Finlandia e incluso Suecia.

Los ataques rusos no progresan en ningún frente. Según el ISW, las causas son la pérdida de un tercio de las fuerzas y las dificultades logísticas para mantener las unidades operativas. La proyectada tenaza en el Donbás que desde Izium en el norte y Sloviansk en el sur, debía embolsar a las fuerzas ucranianas en la zona, no se ha podido llevar a cabo- tampoco ha progresado en el sur la ofensiva sobre Mikolayiv y Zaporiyia que habría de llevarlos a Odesa y de ahí a Transnistria. Los frentes no se mueven ni registran transformaciones que afecten a la guerra. Esto, unido a la llegada de armamento occidental, que ha sido decisivo en las operaciones, ha provocado cierta euforia en Ucrania.

Hoy, Suecia ha seguido los pasos de Finlandia en dirección a la OTAN. Rusia, entre veladas amenazas, da la sensación de haber acusado el golpe pues su reacción ha sido más moderada, proclamando que en realidad la pertenencia no sería una amenaza, sino el despliegue de las fuerzas de la OTAN, y que si no se produce no se considera un peligro. Sea como sea, los objetivos de Putin a la hora de invadir Ucrania, entre los cuales el esencial era frenar la ampliación de la OTAN, ha conseguido lo contrario. La ruptura del estatus de Finlandia, de neutralidad y no alineación, desde 1945, es un hecho de enorme importancia en la política europea. Quizás el más destacado junto con la propia guerra de Ucrania y la de los Balcanes.

(17 de mayo, martes)

Mariúpol, arrasada, por fin ha caído en manos rusas tras la rendición y evacuación de los supervivientes de la guarnición de Azovstal. Es una ciudad verdaderamente fantasmal. Kiev los ha convertido en héroes. Parece que Putin la rebautizará como Zhdánov, como se llamaba durante el estalinismo en honor del siniestro Andréi Zhdánov, nacido en la ciudad. Debería hacerse un trabajo acerca de los cambios de nombres de las ciudades de la antigua Unión Soviética, que se hacen con más facilidad que en otros lugares las calles. Está tardando en aparecer un Putingrado  en la geografía rusa. Todo se andará.

Lvov ha sido de nuevo bombardeado. Malas perspectivas para la ciudad si esto continúa. Como para toda Ucrania

De nuevo comento con Oxana, una camarera ucraniana que atendía a mi madre en una cafetería cercana a casa, la marcha de guerra. Su moral está altísima, tanto como su patriotismo, y ha desaparecido la preocupación de los primeros días. Es de Ivanofrank, la antigua Stanislau, y sus hijos están movilizados en la milicia territorial, pero se encuentran en su casa de la Ucrania occidental. Debe haber muchas diferencias de un lugar a otro dentro del país, especialmente entre la zona occidental y oriental. Insiste en que la voluntad de resistencia y el heroísmo del pueblo ucraniano son la causa de la resistencia al ataque. No quiere oír hablar de cesiones de territorio, ni asume que unas negociaciones de paz implicaran renuncias de Kiev. Si esta épica nacionalista y esta actitud es la general en el país, que imagino que sí, creo que el conflicto durará mucho tiempo.

Los rusos siguen retrocediendo en la zona de Járkov, donde ya se ha levantado el cerco, y también en el Donetsk, donde Izium parece amenazado por las fuerzas de Kiev. Tampoco hay progreso en el frente del Sur, aunque en Mikolayiv, los ucranianos contienen los ataques rusos bloqueando el avance que amenazaría Odesa.

(19 de mayo, jueves)

La tendencia a la estabilización de los frentes se acentúa, especialmente en el Donbás. Así parece confirmarlo el artículo de Le Monde dedicado al papel de la artillería en la guerra, a su importancia en los frentes ucranianos. El autor, Cédric Pietralunga, afirma, de manera un tanto exagerada, que hoy día el Donbás es el Somme de 1916. La artillería es el arma esencial también en el frente de Járkov, ya alejado del centro de la urbe. Destaca el autor la importancia en las operaciones del cañón americano M 777, enviado a los ucranianos, quienes lo están empleando con éxito. La artillería está teniendo un protagonismo fundamental en esta guerra, lo que incide en su carácter de arma imprescindible en una guerra convencional, aunque en este caso diría que es consecuencia del limitado empleo de la aviación por ambos contendientes.

Siguen los combates en los alrededores de Zaporiyia y en el Donbás, aunque no se registra ningún avance ruso.

(21 de mayo, sábado)

Ahora Moscú tiene dos frentes en el Donbás: el de Izium, base de partida para avanzar hacia Sloviansk y Kramatorsk, en la región de Donetsk; y luego de Lugansk, donde ahora se están dando los combates más intensos. Las tropas empleadas por los rusos para tomar Mariúpol se han trasladado al Donbás. Los rusos han ido adaptando los objetivos a sus posibilidades, lo cual sugiere limitaciones de sus reservas.

(22 de mayo, domingo)

Desde hace días los combates más intensos se están centrando en la zona de Lugansk, concretamente alrededor Severodonetsk, ya cercada por las tropas rusas. Es la zona que desde 2014 está en litigio tras la entrada de los rusos en apoyo de los separatistas del Donbás.

La guerra tiende a estabilizarse, a alargarse, a convertirse en un conflicto de desgaste, ya no de operaciones relámpago y de maniobra. Ahora las exigencias son de otro tipo. Ucrania necesita asegurar la continuidad del abastecimiento de armas por parte de Occidente y limitar las pérdidas de hombres, difíciles de reponer. Rusia necesita recuperarse y afrontar las enormes pérdidas sufridas en hombres, material y moral, aunque sus recursos son incomparablemente mayores.

Llega el verano, tradicionalmente la época de las operaciones militares en Rusia, aunque cabe pensar que dadas las limitaciones de los contrincantes esta vez no será así. Todo apunta al estancamiento de los frentes y a la recuperación de las conversaciones para un alto el fuego que sea el prólogo a un acuerdo diplomático. Zelenski y Ucrania en general no están dispuestos a llegar a ningún pacto con Rusia, pues reclaman incluso Crimea, perdida hace ocho años. En Occidente ya han surgido voces en favor de un restablecimiento de las negociaciones y de la necesidad de Kiev de hacer concesiones incluso territoriales, algo de lo que ahora no quieren ni oír hablar. Aunque las atrocidades rusas y las operaciones de destrucción dificultan los acercamientos, si el conflicto se alarga tras el verano, la sugerencia a Kiev por parte de Occidente puede pasar a ser otra cosa: algo parecido a una presión que suponga posible disminución en la entrega de armamento y material.

(23 de mayo, lunes)

Hoy, junto a la continuación de los combates en los alrededores de Severodonetsk, en Lugansk, lo más destacable es el artículo publicado en Le Monde titulado ‘Les dix leçons militaires de la Guerre en Ukraine’, del que son autores Elise Vincent y Cédric Pietralunga. Las diez lecciones son:

  • l’asymétrie des forces entre russes et ukrainiens, un constat à relativiser
  • gérer la communication sur les pertes humaines, une question sensible
  • l’entraînement à la haute intensité, un facteur décisif
  • le commandement centralisé des opérations, un schéma à revoir
  • les flux logistiques, un enjeu à ne plus négliger
  • les armes classiques, un retour nécessaire
  • la « guerre éclair », un fantasme à définitivement enterrer
  • les constellations de satellites privées, un nouvel acteur du champ de bataille
  • les s-400 russes, un équipement qui ne garantit pas la supériorité aérienne
  • la maîtrise de la mer, une stratégie complexe

Un análisis esclarecedor de lo que ha sucedido está guerra, del retorno a los principios clásicos, pero también el abandono de la idea de los conflictos rápidos, de las guerras relámpago, sin olvidar la importancia que tienen las nuevas armas, el abastecimiento, la comunicación y un mando elástico y descentralizado. Aunque echo de menos alusiones al papel de internet y a los drones, es un texto muy recomendable por su claridad.

(24 de mayo, martes)

La ofensiva rusa en el Donbás, centrada en Severodonetsk y Lisichansk, está adquiriendo dimensiones notables. La táctica de los rusos es la clásica: concentración del fuego artillero en una zona, seguido de bombardeos aéreos, provocando una destrucción tremenda, de tierra quemada, para luego proceder a su conquista con un ataque masivo de infantería, si es posible apoyada por carros de combate, que suele costar grandes pérdidas. Y así una y otra vez empleando una disciplina férrea que apenas ha variado desde los años de la revolución.

De todas formas, Rusia, a pesar de las derrotas sufridas, del fracaso en la consecución de los objetivos iniciales y de la reducción de los frentes, ocupa una franja que va del Este y el sur casi hasta Odesa. Es decir, que controla una parte importante de territorio ucraniano.

Los bombardeos rusos en Ucrania se están centrando en infraestructuras estratégicas como depósitos de combustible, armamento y municiones, almacenes de alimentos refinerías, vías de comunicación, centrales térmicas, puentes… Ucrania está siendo muy dañada. De momento, la escasez de combustibles es grande.

Hay que recordar que Rusia sigue cerrada a los medios de comunicación occidentales y que no hay periodistas siguiendo las operaciones desde las líneas rusas. Toda la información acerca del conflicto llega desde el lado ucraniano. Conviene no olvidarlo para entender lo que sucede.

Los refugiados empiezan a volver a Ucrania. El otro drama es el de los desplazados dentro de Ucrania.

Si la guerra se alarga y enquista convirtiéndose en otro Afganistán, la Rusia de Vladimir Putin puede hipotecarse. Un panorama que interesa a Estados Unidos, algo que hay que recordar.

(25 de mayo, miércoles)

Duelo de artillería en el Donbás. El objetivo es Severodonetsk, donde la presión rusa es intensa. No parece que las fuerzas ucranianas estén resistiendo a los rusos con la misma efectividad que en otros lugares. Las próximas semanas serán importantes

Las noticias que llegan de Jersón y otras zonas ocupadas revelan la voluntad de anexión por parte de Moscú. La concesión de pasaportes por las nuevas autoridades rusas sin apenas trámites lo revela.

Las reticencias de Turquía ante el ingreso de Suecia en la OTAN han desaparecido: Estocolmo se compromete a abandonar su tradicional apoyo a los kurdos. Ankara no ha dejado pasar la ocasión para sacar beneficio. Moscú inmediatamente ha cerrado el suministro de gas a Finlandia y a Polonia.

(26 de mayo, jueves)

Járkov de nuevo bombardeado, y en este caso con intensidad. La situación en el frente del Donbás, donde los combates se han intensificado en los últimos días, es difícil para los ucranianos según ha reconocido el presidente Zelenski.

El Pentágono afirma que Rusia ha perdido alrededor de mil tanques, cerca de 40 aviones, 50 helicópteros y 350 piezas de artillería durante la guerra, al tiempo que señala que todavía dispone de numerosos recursos. De las pérdidas ucranianas no hay datos. Los muertos rusos se sitúan en cerca de doce mil, más que en los años de guerra de Afganistán. Las cifras creo que en estos momentos no son relevantes. La intensidad de los combates da una idea más aproximada de la magnitud de las pérdidas.

La amenaza de crisis alimentaria mundial a causa de la falta del grano ucraniano se une a la crisis energética que parece es segura.

Recoge Le Monde la traducción del libro de la escritora y fotógrafa ucraniana Evgenia Belorusets, Il est 15 h 30 et nous sommes toujours en vie. Es un diario que ha llevado la autora durante los cuarenta primeros días de la guerra, del 24 de febrero al 5 de abril de 2o22. Según Le Monde, es un testimonio excepcional de la guerra, vista desde Kiev donde estaba la escritora. Evidentemente, será muy diferente de este y también, sin duda, mucho más interesante.

(27 de mayo, viernes)

Bielorrusia ha desplegado su ejército en la frontera con Ucrania. Lo ha anunciado el presidente Lukashenko con una indumentaria propia de la época soviética, lo cual ya es una declaración de intenciones. Bielorrusia cada vez tiene más rasgos en común con Corea del Norte, como el aislamiento y el culto a la personalidad de su líder, aunque el autoritarismo del gobierno de Minsk no compita con el espanto de Pyongyang.

Rusia ha desplegado un nuevo carro de combate, el BMPT Terminator, con la misión de protección de tanques. Es una muestra más de la confianza en la técnica para resolver las situaciones imprevistas, algo propio de la modernidad, pero también muy soviético.

Llegan noticias de que las líneas ucranianas en el Donbás están cediendo

(28 de mayo, sábado)

Las fuerzas rusas y las milicias independentistas del Donbás avanzan tanto en Lugansk como en Donetsk. Tras la caída de Limán y con Severodonetsk a punto de ser cercada, la ciudad de Kramatorsk está amenazada. Es este un punto esencial para los ucranianos.

A la vista del territorio conquistado por los rusos, hay que reconocer que es difícil afirmar que Moscú esté perdiendo la guerra. Otra cosa es el coste, las altas pérdidas, las derrotas sufridas en Kiev y Járkov o la lentitud del avance, pero la realidad es que las zonas Sur y Este se encuentran en gran parte bajo control ruso.

Los ucranianos hacen cola para comprar sellos conmemorativos que acaban de emitirse, en los que aparece un soldado en Mariúpol. Es la filatelia como medio de propaganda, en el fondo algo muy antiguo, muy del siglo pasado, cuando todavía los sellos tenían valor y se aprovechaba cualquier medio para transmitir consignas, como en la Guerra Civil o la Segunda Guerra Mundial. De algo de esto me ocupé en Los años de fuego.

(29 de mayo, domingo)

Intensos combates en el Este, sobre todo alrededor de Severodonetsk, el último reducto ucraniano en la región de Lugansk. El avance ruso tiene como objetivo último Kramatorsk.

El presidente Zelenski ha visitado Járkov, lo que supone su primera salida de Kiev desde el comienzo de la guerra, pero también un reconocimiento expreso de la importancia de la ciudad y de la amenaza que pende sobre ella. Ante la difícil situación en el Donbás, Zelenski reclama a Occidente el envío de armas pesadas en mayor cantidad. Por su parte, Putin avisa de que esa ayuda será considerada una agresión. El eterno juego.

La OTAN se reúne en Madrid. Las declaraciones de Jens Stoltenberg no aportan mucha esperanza em un rápido fin de la guerra. La conversación telefónica de Putin con Macron y Scholz solo ha servido para trasmitir amenazas. Las negociaciones entre Moscú y Kiev no tienen visos de celebrarse.  De momento, solo hay espacio para la guerra.

(30 de mayo, lunes)

Las tropas rusas están en los suburbios de Severodonetsk, sometida a un intenso fuego artillero. Kiev habla de fuertes combates en la ciudad.

Reunión de la OTAN en Madrid para celebrar el cuarenta aniversario del ingreso de España. El gobierno acude solo con los ministros socialistas. Las declaraciones acerca del crecimiento ilimitado de la OTAN en el Este no favorecen entre los grupos de izquierda su imagen, Sigue vivo el antimilitarismo, aunque sin la Alianza Atlántica no sé qué hubiera pasado en Europa visto lo sucedido.

Rebrota con fuerza el rumor, o casi noticia, de la salud de Putin, de su supuesta enfermedad. Unos dicen que padece párkinson otros que cáncer. Probablemente todo es un rumor que parte del cambio de aspecto del presidente ruso y de algunos gestos extraños en público. Desde luego, su desaparición, como la de Hitler o Stalin, daría un vuelco a la situación. Es el personalismo de los regímenes autoritarios que genera especialistas en la interpretación de los signos. Son los putinólogos y kremlinólogos, estos de antigua dedicación.

(31 de mayo, martes)

Los rusos están ya en Severodonetsk, que parece no tardará en caer.  Creo que «parece», es sin duda el término más empleado en este diario. Es algo muy revelador de la inseguridad con la que se contempla el futuro.

El presidente Biden se niega a entregar misiles a Ucrania que puedan alcanzar objetivos en territorio ruso. Es una decisión reversible y prudente que perjudica a los ucranianos. De todas formas, han entregado a Kiev artillería lanzacohetes móvil de mayor precisión y alcance, los M 142 HIMARS (High Mobility Artillery Rocket System) cuyo alcance es de trescientos kilómetros.

Hoy, día complicado. Solo queda esperar que pase

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