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Mientras tantoLos que duermen pero no sueñan

Los que duermen pero no sueñan


 

Quiero hablaros de los que pocos hablan, de los que no están pero son, de los que no cuentan pero existen, los de reojo observados, los que miran pero no ven, los que duermen pero no sueñan, los que provocan silencios, los que no son noticia y mucho menos portada. Hablaros de los que no poseen nada salvo a si mismos, los que valoran lo que otros tiramos, los que son inmóviles que no inmovilizados, los que deambulan pero no caminan, los que arrastran cartones que no hipotecas, los que subsisten pero no viven, los que recuerdan pero hemos olvidado.

 

Frecuentemente inmersos en las frenéticas actividades diarias consideramos que la miseria sólo afecta a aquellos que son objetivo de fotografías o cámaras de televisión. No parecemos percatarnos que entre la vida, más o menos limitada de un ciudadano medio y el abismo de perderlo todo sólo hay un par de pasos. Un despido, una hipoteca imposible de afrontar, una mala inversión o la ausencia de una red de apoyo familiar pueden empujar a cualquiera a una situación de exclusión social.

 

Tristemente si el paro, las elecciones, el fútbol, la prima de riesgo, los eurobonos y tantas otras cuestiones no perturban lo que nos queda de juicio, podemos abrir los ojos para percatarnos de que la desgracia de no poseer más que a uno mismo es algo tan cercano e inesperado como el vecino que tropieza con un infarto cuando siempre hacía deporte, el 4,9 en un examen o aquel amigo que ya no te llama pero te felicita todos los años por alguna red social.

 

Un europeo de cada seis vive en condiciones de pobreza, hablamos de 85 millones de personas que cada día afrontan el reto de sobrevivir sin los recursos que a la mayoría nos parecen intrínsecos al país en el que vivimos. España ocupa el undécimo puesto de los 27 Estados de la Unión Europea en cuanto a riesgo de pobreza y exclusión. Si contabilizamos únicamente los 15 países más ricos de la UE, España sólo supera a Italia, Grecia, Irlanda y Portugal, hasta en esto seguimos montados en el vagón de cola.

 

En España casi el 22% de los hogares se encuentra bajo el umbral de la pobreza. Cáritas ha revelado que sólo un 30% de las peticiones de ayuda han sido realizadas por personas que nunca antes habían solicitado asistencia, mientras que el otro 70% han sido peticiones correspondientes a personas cuya situación se agrava y cronifica por falta de soluciones. El problema se enquista.

 

¿De quién estamos hablando?

 

Los pobres de Occidente en este siglo no son únicamente las personas sin hogar (30.000 sólo en España, el 10% con estudios universitarios). Son también muchas mujeres separadas y con hijos, padres divorciados, jubilados con pensiones grotescas, inmigrantes sin contrato, becarios precarios, cientos de miles de parados de larga duración…. Son y serán, el desahuciado por impago de su hipoteca, el drogodependiente, el enfermo, el alcohólico…

 

El Estado de Bienestar se descompone, y en uno de esos jirones cualquiera puede caer en la miseria que ignoraba mientras miraba para otro lado. La red pública de asistencia se está erosionando debido a la crisis y los ajustes económicos. En palabras del secretario general de Cáritas Sebastian Mora, esta situación de extrema necesidad está conformando “un nuevo mundo en que los más pobres son aún más pobres”.

 

Una persona que lo pierde todo, que no tiene acceso a una vivienda y un trabajo se encuentra excluida de la sociedad. No existe, es invisible porque entre todos hacemos que lo sea. Vivimos en una sociedad que valora a la gente por lo que tiene y no por lo que es, por tanto en esta macabra lógica los que nada tienen nada son.

 

Unos versos de Charles Bukowski captan de forma brillante esta situación.

 

Cuando estás en la calle
Es cuando te das cuenta de que
Todo 
Tiene dueño
Y de que hay cerrojos en
Todo.
Así es como funciona la democracia:
Coges lo que puedes,
Intentas conservarlo
Y añadir algo 
Si es posible.

Así es también como funciona
La dictadura
Sólo que una esclaviza
Y la otra destruye a sus
Desheredados.

Nosotros simplemente nos olvidamos
De los nuestros.

 

 

@madcalderon

 

 

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