Paisanos, poco Tránsito dos Gramáticos…

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No me resigno a ver cosas como hace dos días ví en un reportaje a dos páginas de El País: un sumario con un revelado que a gritos decía que era un rebelado. Una de dos: o no hay filtros suficientes o a los filtros también les falla la gramática. Siguiendo con ese periódico, encontré el típico ejemplo de lo que los traductores llaman “servilismo”: “Casos como los de Ruth y José, en Córdoba, son “lo que los expertos denominan como violencia de género extendida”. En primer lugar, sobra el “como”: hagan la prueba. Y luego está esa plaga del extended inglés (el extended play de los discos); ¡cómo gusta al personal! Podemos encontrarnos extendidos variopintos, cuando lo correcto sería bucear en el propio idioma y decir sencillamente ampliado, adicional, reforzado, duplicado… según los casos (a menos que se trate de un extendido auténtico, claro).

 

Por lo menos se ve que andan preocupados con lo de la lengua (¡bravo!), a tenor de la doble página que le ha dedicado esta semana Alex Grijelmo, experto en la cuestión. También en el El País tengo anotado por ahí que alguien habla de otra persona y dice: “se convierte [la persona] en una verborrea”…

 

Me acordaré de todos ellos esta semana, cuando pase por la rúa compostelana Tránsito dos Gramáticos…

Soy coruñesa con algo de portuguesa, recriada en Madrid. Como tengo tendencia a la dispersión, estudié Ciencias Políticas. Aparte de varios oficios de supervivencia, he sido socióloga, traductora, documentalista y, finalmente, editora y redactora en El País durante veinte años. En mi primer colegio de monjas tuve la suerte de aprender bien latín. Pasar de las monjas al instituto público Beatriz Galindo de Madrid, donde enseñaban Gerardo Diego, Manuel de Terán, Luis Gil…, fue definitivo para cambiar de fase. Creo que si falla el lenguaje, falla el pensamiento y falla la razón.