En estos días vimos adictos al amor, el vino o la ironía mezclarse cuando el sol se retira. Contemplamos días que vieron llorar al humor. Otros, donde mediocres gobernantes dictaron sentencias eufemísticas enriqueciendo el lenguaje mientras nos empobrecían a todos. Dogmas partidos en dos reconstruirse entre reuniones de traje y corbata mientras la justicia más ciega que nunca perdía el pulso.
Hemos visto días de nuevas tragedias griegas en el horizonte y a los periódicos equivocarse despidiendo a quienes tejen para ellos las palabras. Pero también, hemos visto férreas mareas verdes y blancas vistiéndose de asfalto y a desahuciados soñadores luchar por sus derechos.
No os voy a desear alegría, pues esta es una actitud, un camino por el que se decide transitar. Pero si os voy a desear que las letras os acorralen entre la pared y la filosofía. Ser adultos cuando proceda y dar vueltas de campana bajo las sábanas.
Os deseo no olvidar que amargarse la vida es un arte a evitar. Fe en el amor aunque no recéis siempre y tardes amotinados entre libros. Ebrios amaneceres tras conversaciones etéreas y furtivos abrazos en parques descuidados.
Os deseo no perder la cara al futuro, sacar lo mejor de cada uno y lo peor de nadie. No convertir la mediocridad en arte, la sinrazón en cultura, la vanidad en respeto.
Os deseo ser, revolucionariamente felices
