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Mientras tantoUn pasito palante

Un pasito palante


Queda culminar la gesta, pero lo de ayer fue muy grande. Lo vi en París en un cuarto de hotel. Parece que Durban siempre me pilla en Durban o en otro lugar. Como a Fernando Pessoa. Vi a una Alemania muy acomplejada con el discurso futbolístico español. Me sorprendió que dejaran tantos espacios a Xavi. Eso no quita el partidazo que se hizo en defensa y esa abeja zumbona y traviesa que es Pedro. La segunda parte es toda una declaración de estilo que se quedará para los anales del futbol. Esta selección lleva desde la Eurocopa en estado de gracia y ha movido profundamente los cimientos del fútbol. Y eso son palabras mayores. En la final espera Holanda. Por tercera vez la oranje en liza y con un cambio de mentalidad preocupante para los intereses españoles: su grado de concentración es grande, sus cinco hombres de arriba crean multitud de ocasiones y aunque la defensa es lo peor del conjunto achica como pocas. Es decir una final inédita que colocará a un octavo país en el palmarés y dónde coinciden dos escuelas que siempre han tenido a gala el juego limpio y bonito, el ataque en el corazón de sus genes. Preocupa a gran parte de los analistas la sequía española, pero no nos preocupamos. Tres victorias por la mínima han engrasado perfectamente los mecanismos de este conjunto que compite como nadie. Lo demás será un toque de gracia por donde menos se espera. Lo del cabezazo de Puyol contra una potencia cabezona como Alemania dice mucho en favor de ese baile de paradojas que estamos viviendo en este mundial sudafricano. El domingo puede ser otra suerte, pero desde luego ambos conjuntos saldrán a ganar con sus mejores galas. Es una final y el derecho de tanteo puede lastrar el espectáculo, pero basta un gol en cualquier arco para que las pulsaciones se pongan a cien y en un Mundial esas pulsaciones se viven cada cuatro años y muchos de los actuales actores de reparto no llegarán a Brasil. No hemos perdido la cara todavía al escenario. Falta todavía el último acto, pero las buenas sensaciones no nos las quita nadie. 

 

 

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