En el Borusan Contemporary, un nuevo espacio artístico de Estambul, presenta Daniel Canogar su exposición «Río de historia». «Mis más recientes instalaciones han sido construidas con material electrónico encontrado en basureros, vertederos y centros de reciclaje», asegura en una declaración de intenciones colgada en su página web, y añade: «A través de mi trabajo intento dar vida a estos materiales que han muerto». No es de extrañar que en el perfil que Isabel Lafont le dedicaba el pasado 5 de enero en El País, titulado «el artista de la chatarra», entre sus lugares favoritos de Madrid citara Chatarrería industrial La Muñoza («en esta inmensa chatarrería, cercana al aeropuerto de Barajas, se puede encontrar desde una montaña de planchas a un camión de bomberos de los años cincuenta. Los aviones que sobrevuelan por encima de la cabeza confieren a este lugar un ambiente apocalíptico pero de una belleza industrial desgarradora») y Desguaces La Torre («en la nave interior hay interminables pasillos con infinidad de motores, neumáticos o espejos retrovisores perfectamente ordenados por marca y año. En el exterior hay una gran explanada con filas de miles de coches en diversos estados de descomposición»).
