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Mientras tanto‘Hairy’, por los pelos

‘Hairy’, por los pelos


'Hairy' en la 40 edición del Festival Madrid en Danza
‘Hairy’ en la 40 edición del Festival Madrid en Danza

Hairy en el Teatro Pradillo es posiblemente una de las coreografías más curiosas y que más expectación han creado de las que se pueden ver dentro de la 40 Edición Festival Madrid en Danza.

Se puede decir esto sin temor a equivocarse porque se una coreografía hecha para bailar el pelo. Sí, han leído bien. Esa mata de pelo que muchas personas llevan sobre todo si son jóvenes que muchas veces para gobernarla hay que llevarla al peluquero y usar gran cantidad de laca y fijadores.

La intención de Dovydas Strimaitis, el coreógrafo que también es uno de los cuatro bailarines, es bailar esa parte del cuerpo. Lo que significa explorar el movimiento del pelo y hacerse con el mismo hasta dominarlo para hacer lo que quiera.

El objetivo se ha conseguido. Más que nada porque en vez de tratar de dominarlo, tanto el coreógrafo como los bailarines han aprendido cuál es el movimiento del cuero cabelludo y como usarlo en su beneficio. El beneficio del baile y hacer algo bailando.

Con dicha preparación han adquirido una técnica en la que se dejan el cuello y el resuello. Dominándola en términos cuasi acrobáticos. Algo que se aprecia porque todo está puesto en escena para que se aprecie el movimiento capilar. Desde la iluminación hasta el vestuario, un guante negro que cubre a los bailarines del cuello a los pies, ocultando el resto del cuerpo y mimetizándose con el escenario totalmente negro, también.

Es más, cuando se usa la iluminación general se hace de una manera que en las sombras predomine la del cuero cabelludo sobre la de los cuerpos. El volumen que tienen. Pues, aunque se podría pensar que para esta coreografía lo mejor es un pelo liso, largo y sedoso que con los movimientos se pueda hacer volar en el aire, como fogonazos o llamaradas, este espectáculo tiene el acierto de recurrir a una bailarina con el pelo rizado y muy voluminosos de estilo africano. Y demostrar que este pelo también se puede hacer bailar y mover.

Así que sí, resulta, sobre todo al principio, una coreografía asombrosa. Que se muestra al público poco a poco para que se vaya acostumbrando. Hasta convertirse un show con los cuatro bailarines ocupando el escenario moviendo el pelo y trasladándolo de un lado a otro.

Una propuesta que hay que reconocer que técnicamente es impecable y que supone un gran esfuerzo físico para los bailarines, sobre todo para sus cuellos que giran y giran sin parar o flexionan y mueven de forma brusca de un lado a otro.

Pero la sensación de ser un ejercicio técnico que ha partido de un sustrato teórico es muy fuerte. Y, a pesar de que hay momentos bonitos, incluso intensos, como ese en el que un poco más allá de la mitad de la pieza, paran se tiran al suelo y respiran como si no hubiera un mañana con el pelo estirado en el suelo, se hecha en falta un impulso artístico que busque la belleza.

Por lo que, sin duda, es esta una pieza de danza contemporánea, que seguramente, una vez dominada la técnica, como estos bailarines la tienen dominada, pueda servir para provocar un sentimiento más allá del asombro que produce la acrobacia y machada técnica. Y no solo para bailar música de ahora, sino la de otros tiempos. Que esta pieza incluye una parte en la que se baila la Suite número 4 de Bach tocada por Yo-Yo Ma.

 

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