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Mientras tantoIt's only rock n roll, but I like it

It’s only rock n roll, but I like it


 

Corren muchas leyendas sobre ellos. Una de las más extendidas es que hay una banda oculta y que ellos no tocan en realidad.

 

A muchos no les gustan, piensan que son ya unos vejestorios ridículos y extravagantes que casi se arrastran por los escenarios. Pero ahí siguen, abarrotando estadios a los que cuesta entrar entre 85 y 210 euros para verles con público que abarca tres generaciones distintas.

 

Ya me gustaría arrastrarme por un escenario como lo hace Mick Jagger y tener el estilo para llevar la ropa que, a sus 70 años, siguen llevando. Dos horas y media de concierto se marcan estos señores (sé de algunos que a la hora y cuarto empiezan a mirar el reloj) y porque los vecinos del barrio han protestado por el ruido desde que tocó el boss, pero es que esto es España. Y más que España, es Madrid…

 

En esta ocasión no he ido a verles, pero estuve en su estreno hispano en 1982 y después un par de veces más, la última en 2007. No se trata de música. Es como cuando juega la selección española de fútbol (o al menos cuando jugaba) o Rafa Nadal; no importa si te gusta o no el fútbol o el tenis, es algo que está muy por encima del deporte. Los Stones están muy por encima de la música, en un mundo paralelo en el que no importa cómo tocas, cómo vistes ni cómo bailas porque han superado todas las barreras y han alcanzado la categoría de mito. Cuando vas a uno de sus conciertos te sientes afortunado porque estás viendo en persona a cuatro tipos que, hasta entonces, no tenías la certeza de que fueran reales. Los vemos en revistas, oímos hablar de ellos, ¿pero realmente existen? Si nunca les has visto, hazlo en la primera oportunidad que puedas y compruébalo.

 

@Estivigon

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