
Querida Sara, no puedo decirte cuán profundamente me han sorprendido tus palabras, la valentía que emanabas, tus ideas de niña-mujer esta mañana. Fue a la salida del autobús, nuestro reencuentro, después de tantos veranos mimándote en una piscina que nos hizo vecinas. Siendo bebé en mi adolescencia, hoy me has echo bebé en tu adolescencia. Dos besos y un saludo de dos niñas, las dos con los pelos rizados largos de colores rojizos, las dos con ojos soñadores, a un lado, la niña grande que llegó de las Américas, al otro, la de 14, que ya piensa con volar a Londres.
—¿De dónde vienes?
—Del cole.
—¡Cuánto tiempo sin verte y qué guapas estás!
—¿Sí? -dice con una sonrisa tímida. (Está alta, delgada y con el pelo más rizado que nunca).
—¿Es verdad que te quieres ir a Londres? Me ha dicho tu madre que te encanta estudiar inglés, leer, escribir, que quieres viajar a Londres. ¿Sabes que es mi capital preferida en Europa? Viví en Oxford por un tiempo y conozco aquello pero siempre tuve la idea de volver… Londres te encantará.
—Sí, a los 16 me iré a vivir a Londres.
—Pero ¿qué quieres hacer en Londres?
—Ser periodista y escritora (afirma con rotundidad).
—¿Periodista y escritora?
—Sí.
—Cariño, ¿pero te vas a ir sola? ¿Y tu madre?
—No lo sé, pero yo viajaré a Londres sola porque después quiero trabajar en The New Yorker.
—¿En The New Yorker? ¡Creo que The New Yorker no está en Londres sino en New York!
—Es que después viajaré a New York…
—Sara, cariño, ¿y si nos volvemos a encontrar por el camino…? -le suelto instintivamente guiñándole el ojo en nuestra despedida con una sonrisa.
Se ríe con esa mirada de niña avanzada, con la que siempre compartí nados pero con la que nunca compartí libros. Es una adolescente que ahora me hace sentir niña, como si se hubieran intercambiado los papeles. ¡Qué cosas tiene la vida! En sus palabras me descubre sueños y viajes dorados, repletos de encantos, casi olvidados. Sara no sabe que mi nombre preferido de mujer siempre fue el suyo, Sara, tampoco sabe que soy periodista en paro, ni que los libros siempre estuvieron en mi mente y en mis manos, que siempre me proporcionaron una gran felicidad, como no sabe que nos unen las palabras que hilvanan sueños, del mismo modo, que ignora mi tremendo amor por la escritura.
Sara, pronto, dejará de ser una niña y alzará el vuelo… como quien escribe estas líneas que, pronto, dejará un prolongado letargo para entregarse sin reservas a un nuevo vuelo… Fly!
Foto de la autora de este blog realizada en Austin. Primavera 2012.