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Mientras tantoTriste invierno

Triste invierno


No sé si es El Niño o La Niña, pero me están jodiendo. Es verdad que están jodiendo más a los australianos del Estado de Queensland que llevan unos cuantos meses y las tres primeras semanas del verano austral anegados hasta las cejas. Esa corriente marina de aguas muy cálidas que circula en dirección oeste siguiendo la línea del ecuador y que se conoce como el fenómeno de La Niña, lo está haciendo este año unos cuantos miles de kilómetros más al sur de su ruta habitual hasta aproximarse a las costas de Australia. La temperatura elevada del agua favorece su evaporación hasta condensarse en las capas altas de la atmósfera al encontrar allí aires más fríos. Estas nubes bien nutridas son arrastradas por los vientos sobre las costas de Queensland donde descargan furiosamente, con la agravante de que esta parte del país tiene una alta cordillera, con cimas de más de 2.000 metros, a apenas cuatrocientos kilómetros del litoral. Esa es la causa de la catastrófica situación que se vive en Australia.

 

No está completamente demostrado, pero la mayoría de los científicos opinan que esos fenómenos en aquella parte del mundo tienen su correspondiente réplica en otras latiutdes muy lejanas porque la atmósfera es un todo y se rige también por leyes compensatorias. No sé si será por eso que vivimos aquí un invierno de mierda. Hizo algo de frío las últimas semanas del otoño, cayó una buena nevada en Madrid el 29 de noviembre, aunque apenas cuajó un poco en algunos momentos y barrios de la ciudad, otra leve nevadita unos días después con finos copos revoloteando por las calles sin llegar a posarse, cual puteros desesperados y sin dinero alrededor de alguna putilla jacarandosa, y eso es todo. Bueno, sí, un par de heladas por Navidad y, después, los jodidos vientos suaves del Atlántico dando por el culo y mojándome la calva durante casi tres semanas. Ahora sol, mucho sol, y temperaturas entre cinco y diez grados más altas de lo normal. Queda mucho invierno, lo sé, y espero que las cosas cambien o voy a montar la de Dios.

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