La última noche
Eran cómplices. Se habían levantado hacía poco y no se miraban demasiado; sin embargo, Walter estaba admirándola: sin maquillar era todavía más atractiva. No se había peinado la melena. Se la veía muy accesible. Tendría que hacer algunas llamadas, pero él no pensaba en eso: era demasiado pronto. Pensaba en días venideros. Al principio casi no oyó el rumor a su espalda
Cuadernos ucranianos. Diario de una invasión
Una guerra es siempre y únicamente una guerra, una asquerosa guerra. No hay épica, no hay gloria, solo miseria. Estos días el teléfono no para de sonar. Las crónicas que estáis a punto de leer son el testimonio de mujeres y hombres bajo asedio. Personas que nunca soñaron con llamar la atención de ninguno de nosotros
Caminos fuera del mapa
Apenas los pequeños y pintados pajarillos con sus arpadas lenguas habían saludado con dulce y meliflua armonía la venida de la rosada Aurora que el famoso caballero don Quijote de la Mancha, dejando las ociosas plumas, subió sobre su famoso caballo Rocinante, y comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo de Montiel
Monseñor Gilbey y el paradójico caso del señor Berwey
Berwey intentó forzar con un prolongado silencio la contestación del sacerdote, pero éste no se inmutó, no temía en absoluto a los silencios y sabía que quien los busca, disfruta y domina, mucho tiene ganado, incluso hoy en día; sobre todo hoy en día. Y monseñor Gilbey dominaba tanto los silencios como la conversación